Oleo - 81 X 65 cm
Es una de las frutas del otoño, en él se pueden usar los cinco sentidos del hombre. El de la vista: el tono dorado del otoño. El oído: con el crujir de sus hojas rugosas. El olfato: un perfume suave, dulce, que nuestras abuelas aprovechaban metiéndolos en armarios y baúles. El gusto: las mermeladas, la carne de membrillo, ¡qué postre! Y el tacto: su piel es tan suave como el terciopelo. Por esto yo la llamo la fruta de los Cinco Sentidos.
Pertenece a una colección privada